Estados Unidos solicitó al Consejo de Seguridad de la ONU extender el embargo de armas al régimen de Irán: “Se ha convertido en proveedor de Venezuela”

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Estados Unidos solicitó este martes al Consejo de Seguridad de la ONU que extienda el embargo de armas que pesa sobre el régimen de Irán, una medida que expira en octubre y que Rusia y China han dicho claramente que no quieren renovar.

Washington, que ha distribuido al resto de potencias un borrador de resolución para prorrogar estas sanciones, dio un paso más en su campaña en Naciones Unidas con un discurso del secretario de Estado, Mike Pompeo, ante el máximo órgano de decisión de la organización.

Según el proyecto, obtenido por la agencia AFP, cualquier venta de armas a Irán estaría prohibida, así como cualquier exportación de armamento iraní. En tanto, autoriza a los Estados miembros usar la fuerza para hacer cumplir el embargo.

“El Consejo no puede simplemente esperar que Irán actúe de buena fe”, indicó el jefe de la diplomacia norteamericana en una intervención por videoconferencia, en la que argumentó que el fin del embargo de armas daría vía libre a Teherán para amenazar la paz y la estabilidad de Medio Oriente.

Pompeo advirtió que Irán probablemente adquiriría jets rusos capaces de atacar en un radio de 3.000 kilómetros, poniendo a su alcance ciudades como Riad, Nueva Delhi, Roma o Varsovia y ampliaría su flota de submarinos para amenazar el tráfico marítimo en el Golfo Pérsico.

Además, sostuvo que Teherán “se ha convertido en un proveedor de armas para avivar conflictos desde Venezuela a Siria y Afganistán”.

Los riesgos, insistió, afectan a toda la comunidad internacional, incluidas también naciones como Rusia y China que “dependen de precios estables de la energía”, pues Irán más armado tendría una “espada de Damocles sobre la estabilidad económica de Medio Oriente”.

“Irán no es una democracia responsable como Australia o la India. Ya sabemos lo que Teherán hará si se le da la oportunidad de comprar más armas”, sostuvo Pompeo, destacando que el país ya ha estado violando el embargo, tal y como sugiere el informe de Naciones Unidas que este martes analizó el Consejo de Seguridad.

El documento, ya hecho público previamente, señala que el armamento usado el pasado septiembre en ataques contra refinerías de petróleo de Arabia Saudita, así como armas incautadas posteriormente frente a las costas de Yemen, eran de origen iraní.

Este pedido de Estados Unidos, no obstante, choca directamente con la postura de Rusia y China, que tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad y, por tanto, pueden bloquear la medida.

El embajador ruso, Vasili Nebenzia, aseguró que la propuesta de Washington es una “utopía” y “no sirve de base para ninguna negociación”, subrayando que el embargo de armas estaba diseñado para ser una medida temporal.

Nebenzia, además, denunció que el objetivo del Gobierno estadounidense es aumentar la presión contra Irán para radicalizar al país y que su estrategia es “como poner la rodilla sobre el cuello de alguien”, en una aparente referencia a la muerte del afroamericano George Floyd en Mineápolis, que ha provocado fuertes protestas en Estados Unidos.

“China se opone a la iniciativa de Estados Unidos para extender el embargo de armas”, dijo de forma muy directa el representante de Beijing, Zhang Jun.

Mientras, potencias europeas como Francia, Alemania y el Reino Unido son favorables a que continúe el embargo de armas, a pesar de que han sido muy críticas con la decisión de Estados Unidos de romper el acuerdo sellado en 2015 para evitar que el régimen persa desarrollase armas nucleares.

El futuro del pacto, suscrito por las principales potencias y que Estados Unidos aceptó bajo el Gobierno de Barack Obama, está en el aire por el rechazo de la Administración de Donald Trump y los posteriores incumplimientos por parte de Irán en respuesta.

La ruptura del pacto por parte de Trump y la reimposición de las sanciones estadounidenses a Teherán ha sido rechazada por casi toda la comunidad internacional y ese mensaje volvió a resonar este martes en el Consejo de Seguridad, donde el resto de miembros defendieron la necesidad de proteger el acuerdo.