Estallido de violencia en Sudáfrica: ascienden a 354 los muertos por los disturbios del mes de julio

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El número de muertes relacionadas con los violentos disturbios que sufrió Sudáfrica en el mes de julio ascendió a 354, según informó hoy el Gobierno de la nación austral.

“El Consejo de Ministros observó que el número de muertes como resultado de la violencia se ha revisado a 354, con el número de muertes reportadas vinculadas a los disturbios en (la provincia de) Gauteng, sin cambios, en 79 y 275 en KwaZulu-Natal”, declaró en una rueda de prensa la ministra en funciones de la Presidencia de Sudáfrica, Khumbudzo Ntshavheni.

Ntshavheni informó que también hasta la fecha se ha detenido a seis sospechosos -que han comparecido ante los tribunales- por presuntamente haber fomentado la oleada de incidentes violentos que comenzó el pasado 9 de julio y que se iniciaron en forma de protestas por el encarcelamiento del polémico ex presidente Jacob Zuma (2009-2018) por desacato judicial, cometido al negarse repetidamente a declarar en una causa judicial por por corrupción.

Aunque se entregó pacíficamente “in extremis” en la noche del 9 de julio, antes había estado insistiendo en que es víctima de una persecución político-judicial y en que la pena de prisión será para él una “sentencia de muerte” por su edad y su salud. El hecho marca un momento histórico para África, por ser la primera vez que un ex gobernante es encarcelado por negarse a responder a una investigación sobre corrupción.

En los siguientes días, los altercados se replicaron en otras zonas -especialmente en Johannesburgo– y se tornaron en una cascada de disturbios y pillaje masivo sin precedentes para la democracia sudafricana, con turbas arrasando centros comerciales y tiendas, quemando edificios y vehículos y cortando carreteras y calles.

El estallido de violencia se veía así alimentado por problemas sociales preexistentes, como la extrema desigualdad, el desempleo, los elevados niveles de criminalidad general en el país y el malestar por la pandemia de COVID-19.

El coronavirus se cebó de manera especialmente agresiva con Sudáfrica. No solo es el país con más casos y muertos de África, sino que durante mediados de 2020 estuvo además entre las 5 naciones del mundo más golpeadas por el virus

Solo a partir del 14 de julio las autoridades empezaron a retomar el control de las zonas afectadas, en gran medida por el despliegue de 25.000 soldados para apoyar a la sobrepasada Policía.

Según afirmó el presidente Cyril Ramaphosa, los incidentes fueron “instigados” y “hubo gente que los planeó y los coordinó”.

“El país enfrenta desafíos complejos, incluida la necesidad de continuar luchando contra la pandemia del coronavirus, curar las heridas causadas por los recientes disturbios y reconstruir la economía nacional”, ha dicho Ramaphosa en un discurso televisado.

Transcurridos más de 27 años desde el fin oficial del sistema de segregación racista del “apartheid”, Sudáfrica lidia aún con las heridas heredadas de aquella época, que afectan de manera mucho más profunda a la población negra. Según datos del Banco Mundial, la nación austral se mantiene como el país más desigual del mundo, el desempleo permanece enquistado en torno al 30% desde hace años (con cifras aún peores para los jóvenes) y más de la mitad de la población vive en la pobreza.