¿Este fin de año nos encuentra “con la cabeza más quemada”? Por Bárbara Toth

0
202

El burnout o síndrome de desgaste profesional, en un contexto normal es una enfermedad que surge como respuesta a un estrés prolongado. Es habitual que a cada fin de año se llegue cansado en función de las actividades laborales y personales -en agendas generalmente demandantes- que implican una exigencia en la rutina del día a día.

Este año que culmina es particularmente especial porque se agrega lo inesperado: transitar la pandemia y sus múltiples efectos. Como CEO de una compañía global de gestión de talento, Fesa Group, con las personas en el centro de la escena, me preguntaba ¿cómo ayudar a los líderes a gestionar sus equipos, iniciando un 2021 tras un año con la pandemia como protagonista de año que dejamos? Y también, ¿este fin de año nos encuentra “con la cabeza más quemada”?

Definitivamente no. No todos estamos en un burnout aunque algunas personas sí, algo simple de identificar por un profesional. Sin embargo, sí se observa una disminución de la motivación de los ejecutivos y una mayor irritabilidad, de la mano de una menor energía y menos ganas en la actividad cotidiana.

Según datos analizados, tomados de las herramientas psicométricas que utilizamos en nuestras evaluaciones –tanto en procesos selectivos como en los de desarrollo–, surgen con claridad índices preocupantes. Dinamismo, energía, perseverancia, visión positiva y tolerancia a la ambigüedad son las dimensiones en las que hubo un fuerte impacto negativo en los últimos ocho meses en los ejecutivos argentinos.

Sin dudas, este cuadro es producto de lo vivido este año de pandemia, relacionado con los meses de encierro y la situación económica del país, a lo que se suma la falta de optimismo para mirar el 2021.

Dolores Lanús, médica psiquiatra y legista (MN 143.520 / MP 457,064) perteneciente a la Policía Científica de PFA, ex concurrente del Servicio 17 Hospital T. Borda y Médica Psiquiatra de Planta de la Clínica Psiquis Mariazell, sostiene: “El burnout en tiempos de Covid-19 imprime sus secuelas en la comunidad”. El efecto cuarentena por la circulación viral “Sars-2/Covid-19” desplegó innumerables síntomas de orden psíquico que aún hoy no logran su canalización en un dispositivo de salud mental acorde a la situación. A la vez, el personal de salud también se ve afectado con este cortejo sintomático del orden de lo ansioso / depresivo que sigue impactando y encarnizando a la población en general, sin que se logre minimizar el efecto de “Pandemia Social a hoy”.

A la pérdida del componente social y lo vinculado al aislamiento como disparadores de este cuadro particular, se le suma la incertidumbre que genera el virus tanto para jóvenes como gente mayor con o sin comorbilidades, es decir, con dos o más trastornos a la vez. Y esto especialmente se relaciona con la falta de proyectos dada la incertidumbre a mediano / largo plazo para su erradicación.

Síntomas como el insomnio, la ansiedad que condiciona la conducta, la labilidad emocional y la angustia que no mitiga psicofármaco alguno son recurrentes hoy. ¿Cómo se tratan? Se intenta abordar estos síndromes complejos poniendo en palabras que permitan delinear un proyecto posible para visualizar el mañana.”

Desde el ámbito corporativo, Fesa Group Argentina invitó a algunas empresas con las que trabaja a compartir su experiencia en ¿cómo la pandemia agudizó este fin de año el síndrome de burnout en el personal? Y ¿con qué estrategias, iniciativas y herramientas trabajará en 2021 para minimizar los efectos de la pandemia en el personal?