La Justicia ya busca bienes del secretario de los Kirchner por más de 500 millones de dólares

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Río Gallegos, capital de Santa Cruz, es así. Víctor Manzanares, el ex contador de la familia Kirchner, conocía al secretario más fiel de los ex presidentes patagónicos, Daniel Muñoz, desde que éste último tenía catorce años. Lo vio crecer. Victoriano, el padre de Manzanares y también contador, le dio alguna vez trabajo en su estudio a Muñoz, que después dejó para manejar un taxi.

Así vivió hasta que conoció a los jefes políticos que lo llevarían a trabajar como empleado público y a conseguir, aun así, vivir el final de su vida como un magnate. Falleció en el 2016 siendo dueño de inmuebles de lujo en el país y en el exterior, empresas de rubros diversos como vinculadas al petróleo, garajes, y de una cadena de farmacias, entre otros negocios.

Era por eso que el testimonio como arrepentido de Manzanares era crucial para los investigadores del caso de los cuadernos de las coimas K.
El ex contador K declaró y fue aceptado como imputado colaborador por el fiscal Carlos Stornelli y su colega Carlos Rivolo. Ahora, el acuerdo debe ser homologado por el juez de esta causa de corrupción monumental, Claudio Bonadio.

La Justicia había detectado que Muñoz llegó a manejar un patrimonio de más de 200 millones de dólares. Nada de lo que le dijo a la Justicia en forma oficial trascendió.

Pero Clarín pudo saber, de acuerdo a fuentes del sur que conocen a Manzanares, que le habría dicho a los fiscales lo mismo que contó varias veces en diferentes ámbitos, y que repite ahora a quienes lo van a visitar a la cárcel de Marcos Paz, donde está detenido por otro caso. Muñoz, reveló Manzanares que fue su contador, habría logrado acumular, en rigor, más de 500 millones de dólares que se encuentran invertidos en distintos mercados y de diversas formas. Los investigadores del caso de los cuadernos de las coimas van ahora tras esa pista.

Manzanares fue quien le confeccionaba las declaraciones juradas como presidentes tanto a Néstor Kirchner primero como a su esposa y sucesora, Cristina Fernández.

“El Polo”, como lo llaman desde chiquito en Río Gallegos, también se encargaba de hacerle a Muñoz sus inscripciones de bienes cuando era empleado público. Hasta que se lo cruzó en la sede del Gobierno y su vida cambió para siempre.

Ya con el sistema de reparto de dinero en bolsos que recolectaba el remisero Oscar Centeno, que de acuerdo a decenas de testimonios judicializados reunía Muñoz para llevárselos a los Kirchner, le ofreció a Manzanares otro tipo de trabajo. “Te necesito para hacer negocios, Polo”, le habría dicho. Manzanares, en un principio, no entendió: “Ya te hago las declaraciones juradas, Gordo”. El secretario se explicó mejor: “No entendés, éstos son negocios en serio… El tren, en la vida, pasa solo una vez”.

Según contó Manzanares durante años, y ahora le habría revelado a la Justicia que se mantiene hermética sobre esta cuestión, ese mismo día Muñoz le dio una muestra rotunda de la oferta que le estaba haciendo. Le entregó tres bolsos pesados. El contador preguntó qué había adentro de ellos. Muñoz rió. Cargaban veinte millones de dólares en efectivo.

Manzanares nunca había visto tanta plata junta en toda vida, recuerda desde entonces, y así lo declaró en la Justicia, siempre de acuerdo a las fuentes que lo conocen hace muchos años. ¿Qué tenía que hacer con esa millonada? Guardarla.

El contador la depositó en una caja de seguridad el Banco de Santa Cruz que había sido de su padre. Jura que no tocó un peso. Todo volvió a Muñoz. Admite, eso sí, que pasó a trabajar como contador del secretario de los Kirchner.

Sus ganancias empezaron a llegar cuando su nuevo cliente empezó a comprar y vender inmuebles a precios diversos. A Manzanares le pagaban con las comisiones de esas operaciones inmobiliarias.

Como ya se dijo, y siempre según fuentes de Río Gallegos vinculadas a Manzanares, el ex contador K le explicó a la Justicia que el dinero que llegó a manejar Muñoz durante el sistema de recaudación que hoy está siendo investigado en la causa de los cuadernos de las coimas K sobrepasaría los 500 millones de dólares.

Hasta ahora, la Justicia tenía detectados bienes de Muñoz, de su viuda, Carolina Pochetti, y de sus confesos testaferros por más de 200 millones de dólares. Ahora el rastreo apuntará a más del doble de ese tesoro que el contador señaló con nombres propios y lugares específicos. Por ejemplo, habría sido Manzanares el primero que viajó a los Estados Unidos a comprar departamentos de lujo para Muñoz y su familia.

Diversificación de negocios
El ex contador es uno de los muchos hombres del entorno K que sabían que Muñoz había pagado millones de dólares por un loft de pesca en Cuba. Quien lo convenció de hacer esa inversión es un personaje que la Justicia probó que era testaferro de Muñoz. Se llama Carlos Temísclotes Cortes. Fue él quien le habría sugerido a Muñoz que debía invertir en Cuba. Y también en otro negocio polémico: el farmacéutico.

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