Hoy se cumplen 10 años sin Mercedes Sosa, que murió por una insuficiencia renal que desencadenó una falla cardíaca. La artista tucumana es considerada una de las voces más importantes y queridas de la Argentina y América latina, y a pesar de que nos dejó hace una década, sigue presente en el corazón de todos.

La Negra, como le decían cariñosamente, nació el 9 de julio de 1935 y su linaje familiar venía del pueblo indígena aymara. Su herencia influyó profundamente en su estilo, que mostró por primera vez a los 15 años, cuando ganó un concurso de talentos de radio por su música tradicional.

Haydée Mercedes, como la llamaron creció en un hogar humilde de Barrio Parque, en San Miguel de Tucumán, hija de Ernesto “Tucho” Sosa, de oficio zafrero y Ema del Carmen Girón, lavandera. Su madre quería llamarla Marta, y eso habían acordado, pero su padre eligió el Mercedes que solo iba a utilizar en el ambiente artístico. Puertas adentro de la familia Sosa, siempre fue la Marta. Para el mundo entero, simplemente fue “la Negra”.

La historia de Mercedes Sosa en la música continúa explicándose a partir de su legado. A diez años de su muerte, su obra sigue marcando a los nuevos intérpretes que la toman como referente, pero que no tratan de imitarla. Su voz no hubiera sido la misma sin su manera de cantar, de interpretar, de sentir esas canciones que hacía propias, y que ella explicaba con sabiduría de artista. “Lo difícil es saber lo que una quiere con el canto. Cantar no es sólo abrir la boca y largas hermosas notas, el canto es mucho más profundo”. Se fue hace diez años pero si Gardel cada día canta mejor, ella es inmortal.