La demanda de dólares no aflojó y sube el riesgo para 2019

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La economía argentina necesitó 7.491 millones de dólares para funcionar en el tercer trimestre del año y con eso acumuló una demanda de u$s25.799 millones para financiar el déficit comercial, la fuga de capitales que no aflojó ni con el dólar a 40 pesos, el pago de servicios de la deuda pública, de Nación y provincias, y de la privada; el giro de utilidades (que se potencia en el último trimestre) y la salida de argentinos al exterior ya sea por turismo o negocios. Los datos corresponden al informe “Balanza de pagos, posición de inversión internacional y deuda externa” que presentó este jueves el Indec.

Una de las claves del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es frenar la fuga de divisas a través de una fuerte devaluación del peso revirtiendo el déficit en superávit comercial y desalentando tanto el ahorro en dólares como el turismo en el exterior.

En principio, el Stand By vigente con el FMI garantiza los dólares necesarios para que el Gobierno no caiga en cesación de pagos de la deuda pero no incluye recursos para mantener en funcionamiento la economía, los que deberían provenir de la oferta de divisas del sector privado: tanto por el superávit comercial como por la llegada de turistas o llegado el caso la colocación de deuda privada; el otro motivo, el ingreso de dólares para inversión en la economía real, está por ahora descartado.

El análisis de la evolución de la balanza de pagos del tercer trimestre arroja luces amarillas precisamente porque la devaluación no alcanzó para revertir el déficit de divisas: apenas se consumieron u$s675 millones menos que en ese período del año pasado, cuando se necesitaron u$s8.266 millones. En los tres primeros trimestres, las necesidades de este año fueron de u$s3.500 millones más que en ese mismo período del año pasado.

Ese es uno de los datos que más observa el mercado y que se refleja en la evolución del riesgo país. Cuando sube la sospecha de que faltarán dólares crece el riesgo de un default y por lo tanto se dispara el riesgo país.

El último informe, a octubre pasado, de Evolución del mercado de cambios y balance cambiario que elabora el Banco Central, sostiene que en diez meses se fueron del país u$s5.003 millones que habían ingresado exclusivamente para la especulación financiera. La salida fue constante desde abril y no hay indicador que marque un fin de ese ciclo, por lo que se espera que se mantenga incluso entrado el 2019 y pese a la tasa de 60% que mantiene de referencia el BCRA.

En los primeros diez meses también se registró una formación de activos externos, la denominación que se utiliza para referirse a la fuga de capitales, por u$s26.049 millones. Se esperaba que la devaluación de 52% del peso a lo largo del año desaliente el ahorro de dólares fuera del sistema, pero no pasó así. Después del pico de fuga que se registró en mayo por u$s4.616 millones, la tendencia se mantiene: u$s3.074 millones en junio, u$s3.351 millones en julio, u$s2.790 millones en agosto, 1.979 millones en septiembre y u$s1.163 millones en octubre.

Tampoco en el rubro turismo hubo una alteración significativa. El útlimo informe de Indec muestra que en octubre hubo un saldo negativo de 94.523 personas, entre los 332.454 argentinos que salieron del país y los 237.931 turistas que llegaron. No solo en cantidad de personas, el déficit también se registra por ejemplo en la estadía. Los argentinos que viajan se quedan en promedio entre 15 y 16 noches en el exterior (los que viajan a Europa se quedan en promedio 25 días) mientras los que llegan al país se quedan entre 11 y 12 días (los que llegan de países europeos se quedan 16 días en promedio).

La falta de dólares conocida como la “restricción externa” es el mayor problema que enfrenta Argentina para sostener un período de crecimiento económico. En épocas de expansión, se demanda dólares para la compra de bienes de capital e insumos. Cuando se registraron procesos de crecimiento económico con altos precios de las materias primas y tipo de cambio competitivo, se logró financiar con el superávit comercial; cuando el saldo comercial no acompañó, se utilizó la emisión de deuda. Los problemas surgieron cuando se utilizó la emisión de deuda para financiar la importación de bienes de consumo, con lo cual no se generaron recursos que permitan repagar la deuda que se contraía, como sucede en el actual período.

La demanda de dólares de 2019 no estará motorizada por el crecimiento de la economía: todo lo contrario, la fuerte recesión generará una caída en la demanda de bienes de capital, intermedios y de consumo. Pero se potenciará por tres factores críticos: la fuga de capitales, el giro de utilidades y la repatriación de los capitales golondrinas que llegaron para especular en la bicicleta financiera. También el turismo demandará, pero se espera en menor medida.

Sin capacidad de emitir deuda y sin la posibilidad de vender reservas del Banco Central por la prohibición expresa del FMI, el único origen que queda para abastecerse de divisas son las exportaciones. El Gobierno apuesta a una excelente campaña agrícola y el éxito de Vaca Muerta y la minería. Por ahora parece poco frente a una demanda que no aflojó ni con el dólar a 40 pesos. Y el mercado ajusta por precio o cantidad: si no hay cantidad, seguramente subirá el precio y solo comprarán los que estén dispuestos a convalidarlo, en general la especulación financiera, resintiendo aún más la actividad económica.

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