La historia de los refranes: “A seguro lo llevaron preso”

0
118

Una expresión nacida en la España medieval que se repite en muchos países. Al principio era “A Segura lo llevaron preso”, aludiendo al castillo de Segura de la Sierra, en Jaén, que servía de prisión “de buen pasar” para sus presos. Hoy por hoy, se la utiliza para sugerir que nadie está totalmente libre de que le ocurra una desgracia.

POR HUGO PAREDER

A seguro lo llevaron preso

Los literales concluirán: “Y bueno, por algo será, en algo andaría”, dando por sentado que Seguro es apellido de malviviente…
Para poner el refrán en su lugar, debemos remontarnos a la España medieval, más concretamente a Jaén, donde se escucha esta música…

En Jaén, en el poblado de Segura, estaba la cárcel castillo de Segura de la Sierra, famosa por albergar gente de buen pasar y por presentar un régimen disciplinario bastante, digamos, blando…

¡Y sí! Inclusive, la permanencia de los convictos solía ser muy breve en comparación con otros centros de reclusión. Cada vez que una persona era trasladada allí, se pensaba que no tenía mucho por qué temer… Así, se acuñó la frase “A Segura lo llevaron preso”, para indicar que la pena o el castigo sería menor de lo que efectivamente merecía el delincuente y, en un sentido más amplio, para cuestionar o denunciar una sanción demasiado leve a que eran sometidos personajes “acomodados” o “privilegiados”… ¿Y qué pasó con esta expresión original?…

Pasó que cambió de sentido. Hoy decimos “A Seguro lo llevaron preso” dando a entender con ello que el hecho de que nadie está libre de que algo le salga mal, por más fácil, asumido o seguro que sea lo que tiene que hacer, o por más que cualquier hecho le parezca el resultado natural y lógico de algo. Parece que hoy el dicho apunta a reflexionar sobre esta cuestión: hasta el que está más se-gu-ro de su inocencia puede ir preso…

¿Por qué miedito? Si han tenido buena conducta y buenos pensamientos se supone que son inocentes, no hay por qué temer… El refrán ha mutado su significado sólo para recordarnos que nadie está libre de alguna contingencia, y es así nomás, no existe la vida sin imprevistos ni problemas… ¡Y bueno che! ¿Qué tiene de malo vivir atentos?…

Una atención parecida a la que ponemos cuando caminamos bajo la lluvia cuidándonos de no pisar baldosas flojas… ¡Pero ojo! Si no llueve, mantengamos igual la atención…