“Necesitamos ayuda, no podemos vivir un segundo más así”: Haití ante una crisis sin precedentes

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Haití se enfrenta a una crisis sin precedentes, con la violencia de pandillas dificultando el acceso a la atención médica, una crisis alimentaria que no mejora desde hace décadas y el servicio eléctrico de la capital del país caribeño interrumpido constantemente por ataques.
Lucienne Parcéla, una adolescente haitiana de 16 años, fue impactada por una bala al salir de su escuela. La bala le impactó en el cráneo, entrando por una de sus mejillas y saliendo por la parte de atrás de la cabeza. “Necesitamos realizarle una resonancia magnética, no vaya a ser que haya impactado el cerebro”, explicó el director del Hospital Nacional, Jean Pierre Auguste.

En medio de sus gritos de dolor, su madre permanecía sentada en el piso con ella, en una escena que parece sacada de un documental de guerra. Le informan que no tienen gasas ni alcohol, entre otros suministros que necesitarían para revisar el estado cerebral de la paciente.

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Esto es apenas un ejemplo de la crisis humanitaria que atraviesa Haití, en el contexto de violencia e inestabilidad política y en todos los órdenes debido al incremento de la inseguridad después de que las pandillas incendiaron estaciones de policía, abrieron fuego contra el principal aeropuerto internacional y tomaron por asalto las dos prisiones más grandes de Haití, liberando a más de 4.000 reos días atrás.

Más recientemente, estos grupos armados atacaron y saquearon casas en dos comunidades adineradas que habían permanecido en paz, donde mataron al menos a una docena de personas durante los disturbios el lunes.
La situación en los hospitales es crítica. De acuerdo con el director del Hospital Nacional, más del 70 % del personal no asiste a sus turnos.

“En los últimos tres días el hospital ha sido atacado más de 10 veces”, dijo el funcionario médico.

El Hospital Público Nacional está ubicado detrás del Palacio Nacional. En la crisis actual, el centro hospitalario se convirtió en el blanco de las pandillas, que han saqueado el edificio, asesinado pacientes y secuestrado parte de su personal.

Haitianos cruzan la frontera después de que se les permitió ingresar a un mercado para artículos de primera necesidad y comercio en la ciudad fronteriza de Dajabón, República Dominicana, el 18 de marzo de 2024.

La situación se ha vuelto tan grave que muchos centros médicos en Puerto Príncipe, capital de Haití, han sido objeto de saqueos o de abandono del personal debido al aumento de la violencia. No obstante, algunos hospitales permanecen abiertos pero la amenaza constante los hace inaccesibles para aquellos que necesitan atención médica.

“La falta de seguridad está impidiendo que los pacientes reciban el tratamiento especializado que necesitan, lo que aumenta el riesgo de muertes maternas e infantiles”, dijo Patrice Joseph, enfermera del Hospital Universitario Nacional. Estos desafíos se suman a la crisis crónica del sistema de salud pública en Haití, que ya enfrentaba problemas de financiamiento y fuga de profesionales de la salud.

Sabotaje al servicio eléctrico de Puerto Príncipe
El servicio de Electricidad de Haití, conocida como EDH, sufrió graves daños a manos de delincuentes armados que han estado causando estragos en la región metropolitana de Puerto Príncipe. Según un comunicado de prensa emitido por el servicio de Comunicación de la EDH, más de cuatro subestaciones en Puerto Príncipe y el centro de Varreux, controlado por pandillas en octubre de 2022, fueron destruidos por estos grupos.

Estos ataques dejaron a varias zonas, entre ellas Croix-des-Bossales, Boulevard 15 de Octubre, Thomazeau y Village Solidarité sin electricidad. Además de los daños materiales, los delincuentes se llevaron documentos importantes, equipos eléctricos, cables y baterías.

Ezechiel Alexandre, presunto líder de la pandilla Baz Pilat, habla con miembros de los medios de comunicación en el barrio Carrefour Feuilles, que quedó desierto debido a la violencia de las pandillas, en Puerto Príncipe, Haití, el 19 de marzo de 2024.
Ezechiel Alexandre, presunto líder de la pandilla Baz Pilat, habla con miembros de los medios de comunicación en el barrio Carrefour Feuilles, que quedó desierto debido a la violencia de las pandillas, en Puerto Príncipe, Haití, el 19 de marzo de 2024.
“No solo enfrentamos dificultades para abastecer de electricidad a toda la región metropolitana, sino que también nos enfrentamos a la amenaza constante de la violencia de las pandillas”, dijo la distribuidora eléctrica en el comunicado.

Desde finales de febrero, el país ha experimentado un aumento en los actos de violencia perpetrados por bandas armadas, lo que ha dejado a varias instituciones estatales y privadas, incluidos hospitales, universidades y bancos comerciales, en un estado de caos y destrucción.

Como resultado de estos actos de sabotaje, al menos 30 zonas y municipios del país están ahora sin servicio eléctrico, dado que la empresa de servicio eléctrico no puede proporcionarles electricidad como lo hacía antes. De acuerdo con personas consultadas, esto ha sumido a estas áreas en una situación de emergencia, ya que la falta de electricidad afecta no solo a los hogares, sino también a las empresas y los servicios públicos esenciales.

“Necesitamos ayuda, no podemos vivir un segundo más así, tenemos que seguir pagando cuentas, pero sin electricidad no podemos obtener nada”.
Taina Édouard, habitante del corregimiento Delmas, Puerto Príncipe.
“Además de huir, no contamos con seguridad, no tenemos un hogar, casa, comida y nos estamos muriendo en vida, intentando sobrevivir cada día como podemos”, dijo la empresaria Taina Édouard, habitante del corregimiento Delmas. “Necesitamos ayuda, no podemos vivir un segundo más así, tenemos que seguir pagando cuentas, pero sin electricidad no podemos obtener nada”, agregó.

La EDH ha hecho un llamado urgente a las autoridades pertinentes para garantizar la seguridad de sus instalaciones del servicio eléctrico en todo el país. Sin embargo, la falta de acción por parte de las autoridades ha permitido que la violencia y el vandalismo continúen sin control, dejando a Haití en una situación de crisis cada vez más grave.