Suben de precio los bienes raíces en El Salvador tras mejorar la seguridad

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Pedro González ha conducido su automóvil por cuatro horas desde Guatemala hasta El Salvador. Tiene 47 años y los ojos puestos en la zona costera de su vecino país, que recientemente ha reelegido a Nayib Bukele como presidente.

“En Guatemala se oyen cosas buenas de Bukele y de la seguridad que tiene ahora El Salvador. Vengo a ver qué se puede hacer aquí para el futuro”, dice parado en la entrada de la Playa San Diego en La Libertad.

El mensaje del cambio en la seguridad pública de El Salvador ha traspasado fronteras: las pandillas que llevaban décadas ejerciendo control en los barrios mediante el homicidio y la extorsión fueron desarticuladas en el gobierno de Bukele. El resultado: un boom turístico.

“Vine porque me van a mostrar unos lotes de playa. No hay muchos ya. Pero a ver si nos convencen. Quiero invertir en El Salvador”, dijo González a la Voz de América.
Tiene un presupuesto de 25.000 dólares con el que busca comprar una propiedad en cualquier playa de La Libertad, un departamento que ha sido mencionado a menudo por el gobierno porque recientemente fue inaugurada una carretera que lleva al circuito de playas que el gobierno bautizó como Surf City, y también porque se estrenó un parque de atracciones en la zona.

“El Salvador está bonito. No solo tiene buenas carreteras, también tiene bien desarrollada el área turística. Y ahora con la seguridad es mucho mejor”, señaló González, destacando cómo el gobierno salvadoreño logró bajar su índice de homicidios a 2,4 por cada 100.000 habitantes en 2023.

Hace ocho años, El Salvador registraba una tasa de 103 homicidios por cada 100.000 habitantes. Ese fue el año más violento en su historia reciente.

El aumento en la seguridad que ha traído la “guerra contra las pandillas” —como publicita Bukele su controvertido plan de seguridad— ha hecho crecer no solo el turismo, que aumentó 36 % entre 2022 y 2023, sino también los precios de los bienes inmuebles. Sobre todo en áreas donde hay extranjeros de vacaciones o buscando hacer negocios. Pero mientras inversionistas extranjeros aprovechan la oportunidad, los precios están fuera del alcance de la mayoría de los salvadoreños.

Un pandillero y un recluso observan a través de un agujero en una pared de la prisión de Quetzaltepeque, en las afueras de San Salvador, El Salvador, el 16 de junio de 2012.

“Me está costando encontrar terrenos. Ya vine varias veces, y los que entran en mi presupuesto no me convencen. Y los que sí me gustan valen un ojo de la cara”, dijo González, quien labora como ingeniero agrónomo en una empresa exportadora de frutas en Guatemala.

De El Salvador hay un importante antes y después a partir de marzo de 2022, cuando la Mara Salvatrucha, una organización considerada terrorista en El Salvador y cuyo alcance se extiende a Honduras, México y Estados Unidos, llevó a cabo su última matanza, en la que fueron asesinados 87 salvadoreños en un fin de semana.

Bukele, quien para entonces aseguraba tener el control de los territorios por medio de su Plan Control Territorial, respondió a la ola homicida solicitando al Congreso un régimen de excepción con el que golpeó a las pandillas hasta desarticularlas. La Policía y el Ejército entraron a cada barrio salvadoreño y capturaron sin límites legales a todo el que fuera sospechoso de ser pandillero o colaborador de pandillero. El régimen de excepción ya ha sido prorrogado 24 veces y cumple dos años de vigencia.

La violencia en Ecuador se acrecentó en 2022 y 2023. Soldados patrullan en una plaza frente a la oficina y residencia presidencial, en el palacio de Carondelet, en Quito, Ecuador, el miércoles 10 de enero de 2024.

La Playa San Diego renació luego de esa medida. Antes del régimen de excepción era controlada por la peligrosa Mara Salvatrucha.

Los turistas dejaron de llegar a la playa al escuchar rumores de desapariciones o, en el menor de los males, asaltos.

“Antes estaba feo aquí. Los turistas eran asaltados porque los mismos que llevaban turistas a los restaurantes después avisaban a los mareros. O si llegaba alguien contrario (a la pandilla) o que vivía en territorio contrario, lo desaparecían”, explicó Gustavo Méndez, quien vive cerca de la playa San Diego y trabaja con agencias de bienes raíces.

Una banda toca en el puerto de La Libertad, en El Salvador, en un fin de semana que atrae turistas.
Una banda toca en el puerto de La Libertad, en El Salvador, en un fin de semana que atrae turistas.
“Ya no hay pandillas y aquí está bonito. Aproveche que los lotes se van a poner más caros”, le explicó Méndez a González mientras le mostraba uno de los terrenos, unos kilómetros lejos de la línea de playa.

González dice que quiere un terreno cerca de la primera o segunda fila de playa. Pero los pocos que hay superan los 250.000 dólares.

“Antes del régimen conseguía los ranchos de la orilla del mar en 30.000. Hubo un señor que lo vendió en 10.000 dólares porque había mucho marero y la playa estaba muerta. No había turistas. Hoy no. Hoy con suerte encuentra en 200.000 dólares”, dijo un joven mesero que trabaja en uno de los hoteles de la playa.

El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, saluda a sus seguidores a su llegada a un colegio electoral para emitir su voto durante las elecciones presidenciales y legislativas en San Salvador el 4 de febrero de 2024.
El Salvador: apoyo a Bukele pasó del 53 % en 2019 a 82 % en 2024
San Diego poco a poco se ha ido recuperando con la inversión de salvadoreños que viven afuera o extranjeros, mientras cerca se levantan proyectos inmobiliarios ambiciosos. Frente a playa El Amatal, a unos cinco minutos en vehículo desde San Diego, el grupo empresarial Inversalex promueve un proyecto inmobiliario de 5 millones de dólares, para salvadoreños o extranjeros que deseen invertir en el “nuevo El Salvador”.

Según dio a conocer Milena Mayorga, la embajadora de El Salvador en Estados Unidos, Inversalex, una empresa de origen estadounidense, planea construir un complejo habitacional de 40 manzanas de terreno en la zona costera.