La historia de los refranes: “No aclares que oscurece”

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Pariente cercano de “Quien se excusa, se acusa”, este refrán apela a la ironía para pedirle a alguien que está dando demasiadas explicaciones sobre un asunto que la haga corta, porque termina complicando las cosas y generando aún más confusión. Del dicho se hacen merecedores los mentirosos, seriales y esporádicos, y también quienes han metido la pata.

POR HUGO PAREDERO

Porque cuantas más explicaciones se dan sobre algo, más confusiones se crean. Atenti con la palabra “explicaciones”. Un coach ontológico (que los hay) sostiene que cuando necesitamos explicar lo que hacemos y lo que decimos, estamos suponiendo que al otro no le ha quedado claro, pero en realidad de lo que estamos dudando es de nuestro propio decir y hacer…

¡Y sí! Explicar tu comportamiento remite a tu propia duda al respecto, de eso habla este dicho…

¿Por qué explicás lo que decís o hacés? ¿Para qué lo explicás? ¿Cuál es tu sentir cuando alguien lo hace con vos? ¡No hay necesidad de ninguna explicación si estamos siendo asertivos!… ¡A-ser-ti-vos! La asertividad se define como la habilidad que permite a las personas expresar de manera adecuada, sin hostilidad ni agresividad, sus emociones frente a otra persona; es la cualidad de ser directos con nuestras opiniones y pensamientos, tanto positivos como negativos… ¡Muy!

La comunicadora social Luisa Fernanda Hernández Álvarez, como es colombiana, va más allá y le pone realismo mágico al término: “La asertividad es esa magia que hace que las buenas conversaciones pasen, el secreto está en elegir el mensaje, el momento, el espacio, las personas y el tono de lo que se quiere contar, y ese propósito siempre debe lograr una emoción positiva en nuestro interlocutor”… ¡Bien ahí, Luisa Fernanda!…

Y manda otra recomendación: “siempre, sin excepción, pensar antes de hablar. Esos segundos que nos regalamos para pensar traerán su recompensa”… Ah pero cómo aplauden, de golpe todos se autopercibieron asertivos… ¿Vieron alguna vez a un dirigente o funcionario que, cuando cesan en sus cargos, tratan de justificar sus pésimos procederes con argumentos endebles, cuando no desopilantes, Y hasta maliciosos?…

¡Por favor, no demos nombres que no hay espacio para todos!…

¡A ver, botija Lucas Sugo, cantanos que te decía siempre tu madre en Montevideo, cuando eras chico!